
La presidencia de Donald Trump es una pesadilla
Estados Unidos necesita un presidente
que diga la verdad, mantenga seguro al
pueblo y priorice el interés del pueblo.
Necesitamos un presidente que pueda unir al país y no uno que intente dividirlo con provocaciones racistas y destructivas.
El presidente Trump ha sido un desastre para la salud y los derechos de los estadounidenses. Su insensibilidad e ignorancia han generado intentos de eliminar el acceso a la cobertura y la atención médica, incluyendo ataques contra Planned Parenthood y otros proveedores de salud sexual y reproductiva; sus comentarios racistas y alarmistas, y el error de no aceptar la asesoría científica para preparar a las agencias federales para una respuesta acorde frente al COVID-19. Sus políticas intolerantes y su incompetencia para su cargo han cobrado vidas y sumergido a muchas personas en la incertidumbre y la miseria.
Estados Unidos necesita un presidente que diga la verdad, mantenga seguro al pueblo y ponga el interés público como prioridad. Necesitamos un presidente que luche por ampliar el acceso a la atención médica en vez de tratar de eliminarlo.
Desde hace más de tres años, el pueblo de los Estados Unidos sufre la administración fallida, cruel y caótica de Trump.
Estas son algunas de las cosas que han confirmado sus acciones:
Trump nunca se ha preocupado por ustedes y nunca lo hará. A Trump solo le interesa una persona: él mismo. Se ha sometido a grupos que tienen intereses especiales, por ejemplo aquellos que desean eliminar la atención médica para respaldar sus ganancias, y quienes pondrían fin a las opciones de aborto seguro y legal tanto en el país como internacionalmente.
Trump debilitó nuestros programas de salud pública, no solo obstaculizando nuestra respuesta ante la pandemia del COVID-19, sino empeorándola. La administración Trump ha saboteado la Ley de Atención Médica Asequible (ACA, Affordable Care Act) —una ley icónica gracias a la cual 20 millones más de personas (que de lo contrario estarían sin protección) cuentan con seguro médico— y ha duplicado los esfuerzos por anularla. Esto solo lograríaque millones de personas perdieran su seguro médico y anularía las protecciones de decenas de millones de personas con afecciones preexistentes.
Trump ha atacado el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria SNAP (lo que habitualmente se conoce como estampillas alimentarias), Medicaid y otros programas que mantienen la salud de las personas, bloqueó el acceso a los centros de salud de Planned Parenthood y a otros proveedores muy importantes, y desmanteló operaciones de salud pública vitales como la oficina global de seguridad sanitaria de la Casa Blanca.
Con tantas cosas en juego, no podemos permitirnos que siga al mando durante cuatro años más. Durante más de tres años, Trump ha usado todas las herramientas a su alcance para socavar nuestra democracia, ha nominado jueces que tienen antecedentes de hostilidad con respecto a los derechos reproductivos, ha atacado a las comunidades de color y las personas con bajos ingresos y ha llenado el gobierno federal de funcionarios dedicados a eliminar los servicios de salud reproductiva, incluido el acceso al aborto, la cobertura a la atención de salud de las personas y su cuidado.
Trump vs. Biden
Cuando se trata de los dos principales candidatos a la presidencia, la comparación es clara.
Trump ha sido una pesadilla. Él y su administración han socavado desvergonzadamente las políticas y los programas que nos preocupan y han desarmado las protecciones para las personas de las que nos ocupamos. Sus políticas han dañado a los pacientes de Planned Parenthood, a los inmigrantes, a la comunidad LGBTQ, a las personas de color y a todos quienes necesitan una atención médica asequible.
En comparación, Joe Biden ha defendido nuestros derechos y nuestra salud durante toda su carrera política, y luchó codo a codo con Barack Obama durante la creación de la histórica Ley de Atención Médica Asequible (ACA, Affordable Care Act). Biden defiende el acceso a la educación sexual y la atención de la salud reproductiva, incluidos los métodos anticonceptivos, el aborto seguro y legal, y la atención en los centros de salud de Planned Parenthood. Podemos confiar en que Biden seguirá luchando por lo que es correcto.
Mike Pence: A Dangerous Extremist
As vice president in the Trump White House, Pence has done everything in his power to actively control people’s bodies.
Desgastando el acceso al aborto
La visión de Trump de los Estados Unidos ya no contempla el aborto seguro y legal.
Soy provida y designaré jueces provida.
– Donald Trump, Oct. 20, 2016
Trump, quien se ha enorgullecido durante una década de ser “provida”, exigió una prohibición del aborto a nivel nacional durante su campaña presidencial de 2016; incluso dijo que las personas embarazadas que se sometían a un aborto debían quedar sujetas a “algún tipo de penalización”.
Después de asumir su mandato, Trump contrató a numerosos ideólogos y activistas antiaborto para que le ayudaran a llevar a cabo esa idea, y se convirtió en el primer presidente en funciones en la historia de los Estados Unidos en dar un discurso en la marcha antiaborto March for Life (Marcha por la Vida). Durante su campaña y su ejercicio del poder, repetidamente ha hecho comentarios atemorizantes y ha difundido información médicamente incorrecta sobre el aborto en las etapas más avanzadas del embarazo.
Impidiendo el acceso a los métodos anticonceptivos
Durante su primer año de gestión, la administración Trump emitió normas para permitir que los empleadores y los aseguradores de salud pudieran negarse a cubrir los métodos anticonceptivos basándose en objeciones religiosas o morales. Esta ley buscaba revertir las protecciones de la ley ACA que garantizan el acceso a métodos anticonceptivos sin que las personas cubran ningún gasto.
Esta legislación refleja las creencias extremas de miembros muy importantes de la administración de Trump; quienes durante sus carreras profesionales muchas veces han difundido información incorrecta sobre los métodos anticonceptivos. Antes de unirse a la administración de Trump, una persona designada a cargo de los programas de planificación familiar del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, Health and Human Services) declaró sin ningún tipo de fundamento que los “incidentes de uso de anticonceptivos y los incidentes de abortos están muy relacionados”. Además afirmó falsamente que “existen nuevos fármacos que inducen el aborto y se ocultan como métodos anticonceptivos”. Otro funcionario escribió sin ningún tipo de base que los “métodos anticonceptivos causan abortos de niños concebidos” y “arruinan el útero impidiendo la concepción de un bebé”.
La férrea oposición a los métodos anticonceptivos también puede observarse en los antecedentes de muchas de las casi 200 personas designadas para los tribunales federales. Una de las personas nominadas al poder judicial describió de manera estrambótica e incorrecta las normativas que protegen el acceso de los pacientes a los métodos anticonceptivos de emergencia como “una orden gubernamental para asesinar, mutilar o medicar a otro ser humano”. Otro de los nominados en una ocasión promovió datos científicos falsos, al sugerir que las mujeres que usan píldoras anticonceptivas tienen mayor probabilidad de sufrir muertes violentas.
Saboteando la cobertura de salud, quebrantando la equidad de la salud
Después de que Trump y sus aliados en el congreso intentaron, y fallaron repetidamente de revocar la ley ACA,una movida que podría haber eliminado el acceso a la atención médica de decenas de millones de estadounidenses; su administración se embarcó en una campaña para sabotear la ley ACA que continúa hasta el día de hoy, incluso durante la pandemia de COVID-19 que sacude a todo el país. Trump ha logrado que muchas personas tengan dificultades para acceder a la atención médica a través de la ley ACA, reduciendo drásticamente la asistencia para la inscripción, recortando la duración de la ventana de inscripción y dándole paso a planes de seguro médico deficientes en los mercados de seguros.
En consecuencia, el porcentaje de estadounidenses que carecen de seguro médico está aumentando nuevamente, y mientras el COVID-19 enferma a millones de estadounidenses, la administración se niega a volver a abrir el mercado federal de seguros para ayudar a las personas que no tienen seguro a obtener una cobertura.
De hecho, mientras sigue intentando truncar los esfuerzos federales para controlar la pandemia, Trump ha redoblado su apoyo para un proceso judicial que de tener éxito, podría anular completamente la ley ACA. Esto eliminaría las coberturas y las protecciones que esta contempla (como la cobertura de salud de los jóvenes hasta los 26 años, la cobertura de métodos anticonceptivos y de maternidad garantizadas, así como las protecciones para las personas con afecciones preexistentes).
Degradando la educación sexual
Antes de que Trump llegara a la presidencia, se había alcanzado el apoyo para una educación sexual de buena calidad, presentada por educadores capacitados para abordar temas como: relaciones, consentimiento, toma de decisiones, identidad de género, métodos anticonceptivos y más. Pero su administración rápidamente degradó la financiación de esos programas. Los ideólogos que rodean a Trump han usado sus puestos en el gobierno de los Estados Unidos para desviar los fondos de la educación sexual de calidad, basada en evidencia y dedicarlos a programas basados en abstinencia exclusiva hasta el matrimonio.
Presupuesto tras presupuesto, Trump ha buscado eliminar el Programa de Prevención del Embarazo Adolescente (TPPP, Teen Pregnancy Prevention Program). Esos intentos han fallado, pero la administración de Trump también ha buscado terminar con los subsidios de cinco años del programa de TPPP 2 años antes de la fecha límite, a pesar de que el programa se creó para brindar educación sexual basada en la evidencia a 1.2 millones de jóvenes. Cuando los tribunales echaron por tierra esos esfuerzos, la administración intentó reconvertir el TPPP en un programa únicamente basado en la abstinencia a través del proceso de otorgamiento de subsidios; sin embargo, este intento también fue bloqueado en gran medida por los tribunales.
Al redireccionar millones de dólares a programas basados exclusivamente en la abstinencia pese a que las investigaciones han demostrado que no funcionan y al quitar la financiación de los programas que de manera comprobadaaumentan las prácticas sexuales seguras y ayudan a las personas jóvenes a evitar los embarazos no deseados, se les niega a las personas jóvenes la oportunidad de explorar sus valores y creencias sobre el sexo y las relaciones a la vez que obtienen habilidades para navegar las relaciones y gestionar su propia salud sexual.
Atacando el acceso a la atención en los centros de salud de Planned Parenthood
Desde su llegada al poder, Trump ha intentado recortar el acceso de las personas a Planned Parenthood de todas las maneras posibles: a través de los presupuestos presidenciales, con los planes para rechazar la ley ACA, con la legislación para la reforma impositiva, a través de regulaciones y resoluciones federales, con la nominación de jueces que tienen antecedentes de hostilidad respecto de los derechos y la salud reproductiva, y con la designación de autoridades gubernamentales que se oponen a Planned Parenthood. Trump ha atacado repetida y constantemente a Planned Parenthood a través de desinformación en sus discursos, avisos y en la plataforma de su partido político.
Todos estos ataques tienen un objetivo: cerrar los centros de salud de Planned Parenthood y bloquear el acceso a la atención para casi 2.4 millones de pacientes de Planned Parenthood, muchos de los cuales se quedarían sin dónde recurrir para recibir atención médica.
Elegimos 2020
Trump no cesa en sus ataques sobre el acceso a la atención médica. De hecho ha redoblado esfuerzos en poner los derechos, la salud y las vidas de las personas en peligro, incluso durante una crisis de salud pública global. No podemos permitir que siga haciéndolo. Las vidas están en riesgo.
El aborto, los métodos anticonceptivos y la atención médica asequible se encuentran bajo grave peligro. Quienes se verían más perjudicados son quienes ya están excluidos por legados de discriminación y racismo sistémico de las oportunidades de prosperar: las personas negras, latinas y otras personas de color, las personas inmigrantes, los miembros de la comunidad LGBTQ y las mujeres.
Ya no permitiremos que Trump decida cómo dirigir nuestro país. No dejaremos que Trump decida nuestro futuro. Este año, con nuestros votos, seremos nosotros y no Donald Trump quienes decidiremos qué es lo mejor para nuestra salud y nuestras comunidades.