Te explicamos lo que significa la decisión de la Corte Suprema 

“Aunque crecí en un estado progresista, mi preparatoria no me ofreció las clases de educación sexual necesarias. Desafortunadamente, en mi casa ese tema nunca se tocó. Dos meses después de graduarme de la preparatoria, me di cuenta de que estaba embarazada. Este era un momento muy importante en mi vida porque no sabía lo que la vida deparaba para mí. Mi mamá me tuvo a esta misma edad y fui testigo de lo que es tener una mamá joven, especialmente en la comunidad latina. Mi amiga me recomendó que fuera a Planned Parenthood para informarme de los recursos que ofrecen. Tenía muchas emociones y me sentía muy vulnerable, porque necesitaba tomar una decisión que cambiaría mi futuro. Aunque estaba nerviosa, sabía que ese no era el momento para ser mamá. Y quería ser yo quien decidiera por mí misma. Por el estigma sobre este tema, no tenía la confianza para buscar el apoyo de mi familia. Apenas me había graduado de la preparatoria, y no tenía trabajo ni seguro médico. Planned Parenthood me dio los recursos y la educación sexual que no tuve antes de ser paciente. Antes de tener mi aborto, no tuve la información para practicar el sexo seguro. Ahora, uso esa misma educación para educar a mis hermanas, primos y mi comunidad.”

"Por años estuve en procedimientos para (tratar) la infertilidad, incluidas 13 fertilizaciones in vitro. Estaba embarazada de gemelas, producto de embriones congelados por FIV. Estábamos muy emocionados y asustados. Había perdido cinco embarazos. Fui al dentista para una limpieza. Encontró que tenía un absceso en las encías, pero no llamó a mi doctor. Desafortunadamente dejó que la bacteria entrara en mi sangre, lo que resultó en sepsis. Comencé el trabajo de parto; estaba muy enferma y casi muero. Tenía 21 semanas de embarazo. Yo también era enfermera en una unidad de cuidados intensivos neonatales, así que este era mi mundo. Intentaron tratarme y detener el trabajo de parto y la sepsis. Di a luz a Alyssa y ella murió en mis brazos. Luego, mi parto se detuvo con los medicamentos. Sin embargo seguía con sepsis. Mi presión arterial bajó y tuve síndrome de dificultad respiratoria agudo. Los doctores le dijeron a mi esposo que no teníamos opción, pues si no sacaban a Erin y hacían un procedimiento de dilatación y curetaje, moriría. Erin murió también, y las dos están enterradas juntas. Estuve en el hospital muy enferma durante cuatro días más. La devastación que sentimos fue abrumadora. Si esta ley ridículamente cruel (la ley que prohíbe el aborto en Texas) estuviera vigente cuando esto sucedió, habrían tenido que dejarme morir. La atención médica debe ser decidida por profesionales médicos. No es una decisión de un político o de un funcionario del gobierno. Actúan como si nosotras, las mujeres, fuéramos desalmadas, irresponsables e incapaces de tomar nuestras propias decisiones médicas. Esto no es El cuento de la criada. Esta es nuestra vida. Nuestros cuerpos, nuestras elecciones deben ser la regla en todas partes".